Descripción enviada por el equipo del proyecto. Torre 13 se emplaza en una zona blanda y comercialmente deprimida, potenciada únicamente por tres edificios gubernamentales y servicios afines. El proyecto pretende el desarrollo de un edificio de 11.000 metros cuadrados de oficinas para atender dicho mercado, y que a su vez atendiese a los requerimientos de inversión del cliente sobre dos parcelas enfrentadas separadas por la avenida 13. En una parcela de 1.200 metros cuadrados se desarrolla el edificio de 15 niveles de oficinas con una planta de sótano destinada a estacionamiento, y en el predio vecino se proyecta un estacionamiento superficial que atendería las exigencias de la ordenanza local.
La edificación se resuelve en la parcela de su emplazamiento con un semisótano con una capacidad de 20 puestos, y una planta baja libre para albergar 20 vehículos más, además de contar con el lobby de acceso principal. La torre se desarrolla en 15 niveles; una primera planta con áreas de uso común: salones de reuniones, áreas administrativas, un pequeño spa ejecutivo y un área de bar. En los siguientes doce niveles se disponen las oficinas que varían su metraje entre 115, 100 y 65 metros cuadrados, y una última oficina en el piso catorce con de 500 metros cuadrados, espacios a doble altura, lobby privado y echa totalmente de acero.
El desarrollo estructural está condicionado por la disposición de los puestos de estacionamientos que discurren bajo ella. El volumen de oficinas esta soportado por un intercolumnio de dos ejes y cuatro columnas en cada uno de ellos, a las que se adhiere el núcleo de circulación vertical y cuartos de máquinas para los sistemas de acondicionamiento de aire acondicionado de las oficinas, y el cual pretende tener una lectura totalmente distinta a la masividad del bloque de oficinas. Dicha disposición estructural libera a las oficinas de cualquier constricción, logrando que la planta sea lo más flexible posible en cuanto a los distintos tipos de negocio que operaran dentro de ellas.
Torre 13, en términos estéticos atiende primeramente a su orientación; la fachada norte, la más favorable térmicamente, es totalmente acristalada, lo cual permite que las oficinas disminuyan el consumo eléctrico a través de la iluminación artificial. Las fachadas este-oeste, son ciegas parcialmente, las ventanas están rebatidas hacia dentro y su orientación es norte-sur, logrando que la luz difusa entre por rebote y elimine el contraste con el exceso de luminosidad generada por la fachada norte. En el caso de la fachada sur, se apoyan en el propio núcleo de servicio para amortiguar el ingreso de luz y radiación solar hacia su interior.
La selección del sistema estructural, pórticos de concreto armado, responden a la voluntad de obtener oficinas abiertas. Se utilizaron formaletas plásticas para obtener losas aligeradas reticulares armadas en dos sentidos, para distribuir mejor la carga entre las vigas y reducir el peralte de la losa, permitiendo mayor altura libre de los entrepisos, reducir costos y acortar el tiempo de ejecución. Por decisiones de los inversionistas, se decidió durante el avance de la obra, agregar una oficina de dos niveles en la última planta. La oficina cuenta con 500 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, la cual se realizó en estructura de acero por su rapidez y ligereza de ejecución.
Maracaibo, siendo una ciudad tropical, la primera fuente de consumo eléctrico en edificios de oficinas, son la iluminación y los aires acondicionados. En Torre 13 se logró reducir el consumo de ambos, gracias al correcto emplazamiento del edificio, al uso correcto de los materiales y colores, y por ultimo a la orientación de las ventanas.
La materialidad de las paredes perimetrales se fabricaron con bloques de concreto, que ofrecen masa térmica, con un relleno de agregado ligero fino de arcilla expandida, reduciendo cuantificablemente la transmisión térmica del exterior al interior, así como los decibeles necesarios para trabajar en un ambiente tan silencioso como una biblioteca. Estas fueron revestidas con una técnica local llamada “esgrafiado” a base de cemento y cal, pintadas de blanco para aumentar la porción de radiación solar reflejada.
Las ventanas de la edificación se propusieron con doble vidrio espectralmente selectivo, que permite el paso de ondas de longitudes correspondientes a luz natural pero al mismo tiempo reflejando ondas de longitudes infrarrojas y ultravioletas. Estas ventanas también aportan un aislamiento acústico superior a las ventanas tradicionalmente utilizadas en construcción local.
Se redujo la energía embebida del proyecto en un 15%, principalmente gracias a la reducción de consumo eléctrico de iluminación artificial y de los sistemas de aires acondicionados, además del uso de materiales locales.